Prólogo
No existe un hombre que se haya hecho por sí mismo. Cualquiera que logra un alto nivel de éxito lo ha hecho a través de su interrelación con otros. Aquellos que han invertido en nosotros son los que nos convierten en lo que somos. Sin ellos tendríamos un enfoque, una comprensión y un impacto limitado. Ken Jenkins me dio la inspiración para este libro. Cuando uno lee el primer capítulo de su material entiende la razón. Ken es un fotógrafo ganador de premios de la National Geographic y es uno de los hombres laicos más piadosos que jamás he conocido. Su fotografía es la mejor de todas y su conciencia sobre el Dios de la creación es inspiradora (Romanos 1:20). Tengo una gratitud inmensa hacia Ken por haber tenido la disposición de compartir la historia de las sequoias conmigo para poder escribir este libro.
Sin los compañeros de CLC que fueron los primeros en creer en mí como autor, todavía sería un escritor frustrado. Ellos han sido un apoyo increíble en este proceso. Tengo una gratitud especial hacia Dave Fessenden por ayudarme con la edición final y por entregar toda su experiencia en este proyecto. Estoy agradecido por su apoyo y compañerismo. Los miembros de la Iglesia Bautista de Sherwood, en donde he tenido el privilegio de pastorear durante casi veinte años, han orado por mí, me han animado y, en ocasiones, me han soportado. Sé con plena certeza que sus oraciones me han protegido de muchos fuegos.
Tengo la bendición de contar con guerreros de oración en la iglesia y en todo los Estados Unidos. Estas personas me han rodeado y protegido en formas que solo la eternidad podrá revelar. Pablo lo expresó muy bien en su carta a los Filipenses cuando dijo: "me gozo, y me gozaré aun. Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación".
Para poder vivir una vida que venza las pruebas de fuego necesitamos con urgencia las oraciones de los santos y la ministración del Espíritu Santo. Sé que cuando esté en la gloria alabaré a Dios porque me libró de muchos fuegos del enemigo como resultado de las oraciones que llegaron al cielo a favor mío y por la ministración del Espíritu de Cristo. Hay muchas bajas en la familia de Dios porque algunas personas juegan con fuego y otras buscan calor en el fuego del enemigo. Muchos son necios y piensan que pueden superar la prueba en sus propias fuerzas. Este libro se ha escrito orando para que todos podamos resistir el incendio. Aunque vendrán fuegos, podemos prepararnos para enfrentarlos. No formemos parte de las bajas o de las estadísticas de aquellos que sucumbieron. Tenemos la capacidad de hacer algo más que solamente sobrevivir. Mi oración es que Dios use estas páginas, las oraciones de los santos y la ministración del Espíritu para que usted pueda llegar a su hogar celestial sano y salvo.
Michael Catt.