Prólogo
¿Cómo hacer que los miembros de la Iglesia se muevan como si fueran uno solo? En la visión de Ezequiel
se nos dice: "Hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas" (Ezequiel 1:20). Ezequiel tuvo una visión de la gloria del Señor; impresionante, maravillosa, santa. La expresión de esa gloria en la vida de las criaturas y de las ruedas en pos de ellos habla de otro misterio. Pablo en su Epístola a los Romanos presenta un cuadro similar: "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él" (Romanos 8:9). Sin la sumisión individual al Señor y a Su Espíritu la coordinación de la Iglesia es imposible.
La variedad de la creación habla de la increíble creatividad del Señor, y esta es un reflejo de Su gloria. ¿Acaso Dios quería que esto ocurriera solo en la creación? No. Su intención era que ahora, a través de la Iglesia, "la multiforme sabiduría de Dios se diera a conocer, a los principados potestades en los lugares Celestiales” El contorno, la forma y la multitud están en constante movimiento; expresando al Todopoderoso. Si el Señor no es estrecho ni “estereotipado” en Su mover o en Su obrar, entonces no es Su intención que Su Iglesia lo sea, o Llegue a ser esclava de la rutina, o esté restringida por una camisa de fuerza. Él nos hizo para estar vivos, activos, en movimiento; una Iglesia comprometida con el mundo que la rodea. Mientras caminamos con Él, no delante ni atrás de Él sino manteniendo el paso, si es que nuestro espíritu está conectado a Su Espíritu, Él se expresará a través de nosotros. Thomas Hamden.