Prólogo
Considero como uno de los mayores privilegios de mi vida participar en la preparación de esta biografía sobre Rees Howells. Conocí al señor Howells en 1928, en esa época yo era un misionero que estaba en periodo de vacaciones, y pasé varios días con él en el Instituto Bíblico de Gales Sencillamente la luz iluminó mi alma cuando me contó algunas de las experiencias más íntimas sobre el trato del Señor en su vida. Esta fue una de las lecciones más importantes para mí. Aprendí varios secretos sobre cómo actúa el Espíritu Santo. Entre éstos que Él descendió para realizar su poderosa obra por medio de seres humanos. Estas verdades impactaron y revolucionaron mi ministerio futuro. Durante los siguientes años tuve muchos períodos de íntima comunión con el señor Howells, y siempre, sorprendido reflexioné por qué se me había tenido tan maravilloso privilegio. Muchas veces pensé cuanto me gustaría tener la oportunidad de imprimir para todo el mundo ese testimonio; esa luz que el Señor había revelado a Su siervo; la forma maravillosa como el del Espíritu lo trataba, pero en ese entonces todo parecía una preparación incógnita para lo que vendría. Como nunca pensé que el Señor se llevaría a Su siervo tan pronto, pero cuando me enteré los pensamientos de años anteriores regresaron a mi corazón. Fue por esto que Samuel Howells, el único hijo de los esposos Howells, me ofrecio el gran honor de escribir sobre biografia. Por ahora quiero aclarar que, en realidad, yo he sido solamente el último miembro de todo el equipo que escribió esta narración. En primer lugar, la señorita Mary Henderson, secretaria honoraria del señor Howells, archivó durante los últimos diez años, de manera fiel, sus matutinas y vespertinas de él en el Instituto. En total 18 libros manuscritos llenos de referencias de sus propias experiencias. Luego pasó varias semanas clasificándolo y preparándolos para la biografía, de tal manera que yo pudiera ir directamente a los pasajes importantes. Nos colaboramos mutuamente en la tarea diaria de preparar el libro. Ella tuvo la capacidad de mantenerme en el camino recto y angosto sobre la exactitud en muchos puntos y agrego detalles vitales relacionados con la información. El doctor Kingley Priddy, director del Instituto Bíblico, dedicó muchas horas de su tiempo a leer cada capítulo y hacernos muchas valiosas sugerencias. Con su apreciación profundamente sensible al contenido espiritual relacionado con la vida del señor Howells, una y otra vez dio el toque necesario para sacar a relucir la esencia íntima de cada acontecimiento. A todo esto se ha sumado el trabajo de la señorita Marie Scott, B.A. Como profesora de literatura inglesa en el colegio de secundaria y en la Universidad. Por tratarse de una persona cuya vida fue revolucionada por sus encuentros con el señor Howells, ella ha pulió muchos pasajes toscos y con frecuencia agregó toques de gran inspiración. Por su parte la directora, señorita Doris Ruscoe, B.A. fue otro miembro del equipo que ayudó de manera particular a encontrar la mejor metodología para publicar la biografía. Finalmente, todo ha sido revisado por el señor Samuel Howells, M.A., actual director del Instituto Bíblico, y por la esposa de Rees Howells, quien estuvo con él desde cuándo comenzó su ministerio. Ella fue testigo presencial de mucho de lo que está registrado en este libro. Me parece que editar un libro en equipo en lugar de hacerlo en forma individualmente, ha sido una experiencia muy saludable y estimulante. Cada día estuvimos maravillosamente conscientes de la buena mano de Dios está sobre nosotros. Por varios detalles relacionados con el comienzo del ministerio de Rees Howells, nos sentimos en deuda con John Howells, su hermano mayor, quien siempre fue muy respetado por la familia. También con Dick Howells, su otro hermano, y gerente retirado de una mina. Asi mismo con la enfermera Catherine Howells, su hermana, quien lo admiraba profundamente. También nuestro agradecimiento también al señor Tom Howells, el único miembro de la familia que aún vive en la antigua casa. Este hombre de Dios Rees Howells, tenía un corazón inmensamente grande y era irreprensible en cuanto al gozo del Señor que brotaba de él ("El Espíritu está lleno de bromas", dijo una vez de manera osada). Llevaba en su corazón el pecado y el sufrimiento más profundo del mundo hasta que fue quebrantado por esos sentimientos. Y aunque él pudo haber contado su propia historia de manera mucho más vívida que lo que nosotros podríamos hacerlo jamás, esperamos que Dios se revele a Sí mismo, a atreves de estas páginas, y mediante el velo de la fragilidad humana, cuando un hombre "transformado de gloria en gloria en Su misma imagen, como por el Espíritu del Señor". El señor Morgan James, un funcionario retirado del Gran Ferrocarril del Oeste, y amigo del señor Howells, se expresó bien cuando dijo: "Él fue el cristiano con el corazón más grande que jamás he conocido". Los hombres de Dios de su generación reconocieron la unción divina muy particular sobre él. Entre ellos están: Lord Radstock; Albert Head, el presidente de la Convención de Keswick; D.E. Hoste, director de la Misión al Interior de la China; Stephen Jeffreys, usado de manera poderosa como evangelista y en sanidades, quien en sus últimos años se apoyó mucho en la fe del señor Howells; Dan Williams, fundador de la Iglesia Apostólica; Paget Wilkes, de la Banda Evangelística al Japón; el Reverendo Andrew Murray, quien escribió un tratado sobre su vida y lo invitó a visitarlo; la señorita Bentham; el Dr. Bernardo; y la señora de Charles Cowman, autora de Manantiales en el Desierto. Henry Griffiths, un contador de la Junta Nacional del Carbón, dijo acerca de su primer encuentro con él en 1921: "Leí sobre el poderoso movimiento del Espíritu por medio de él en el África. Y como él iba a venir a estar en Llanelly y esa noche caminé casi cinco kilómetros para escucharlo. Después de eso anduve casi 20 kilómetros para ir a oírlo de nuevo. Él era para mí el misionero más maravilloso del cual había leído. Su forma de hablar era diferente, porque el Espíritu permanecía en él. Recuerdo a un joven cristiano que le preguntó, ¿cómo conocía él la voz de Dios?, y le respondió: "¿puedes diferenciar la voz de tu madre entre muchas otras?". "Sí, desde luego", respondió el joven. "Bien, es exactamente así como conozco su voz". Nunca olvidaré la reunión durante la convención de Llandrindod, después de su regreso de África. Francamente, estaba solo. Tenía aproximadamente 40 años de edad y estaba en la plenitud de su vida. Dirigio la reunión a un plano tal que todos estaban fascinados. Nadie podía moverse, nadie podía seguirlo. Se le pidió que desafiara al grupo y preguntara a quiénes les gustaría consagrarse a Dios como él había hecho, y todos se levantaron, incluyendo ministros. Al día siguiente se me permitió participar en una reunión de pastores en la cual estaba hablando el señor Paget Wilkes. Como este hombre rápidamente reconoció la presencia del Espíritu en el señor Howells y dijo: "Hay alguien aquí entre nosotros a quien con gusto acompañaría por todo el país, llevando su equipaje y limpiando sus botas". Quiera Dios que su Espíritu se manifieste en muchos de los que lean este libro, así como lo hizo conmigo mientras lo escribía. N.P.G.