Prólogo
Estoy deseoso por comenzar a contarle cómo es esto aquí. He oído decir que solo existe una pequeña distancia entre la agonía y el éxtasis, pero le puedo decir que, por experiencia, existe un insondable golfo. Tuve que soportar la agonía de Ia crucifixión, pero la prueba pasó y ahora estoy saboreando los deleites perfectos del cielo.
¿Cómo llegué aquí? Eso todavía es algo increíble para mí, pero le cuento mi historia —un tanto recreada— para que usted pueda compartir con otros los deleites que he encontrado en el cielo. Cuando miro hacia atrás, a lo que sucedió el día en que conocí a Jesús, puedo ver mucho más ahora de lo que fui capaz de ver en aquel momento; y cuanto más descubro, mas asombrosa y maravillosa se torna toda la historia...